Seguramente sea una de las hortalizas que más se consumen en tu casa, ya sea en ensalada o en platos cocinados. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez si lo estás tomando de la forma correcta?

La doctora Esther Telleria nos explica las razones por las cuales es mejor para nuestro organismo comer el tomate cocinado:

El tomate es rico fundamentalmente en licopeno –un carotenoide responsable de su color rojo–, aunque también contiene cantidades apreciables de vitaminas C y E, y de polifenoles. La mayoría de estos compuestos destaca por sus propiedades antioxidantes.

El licopeno es uno de los antioxidantes dietéticos más potentes  y se está estudiando su papel en la prevención del cáncer de próstata o de las enfermedades cardiovasculares.

Aprovecharemos mejor su capacidad antioxidante si lo cocinamos, ya que aumentamos la capacidad de absorber el licopeno en el sistema digestivo y por tanto de utilizarlo, que si lo ingerimos crudo y, mucho mejor aún, si hemos añadido algo de aceite, ya que el licopeno es soluble en grasas y, por tanto, su absorción mejora en presencia de éstas.

Al cocinar el tomate perdemos otros nutrientes, como la vitamina C.  Por eso, se recomienda cocinar el tomate para aprovechar mejor el licopeno e introducir alimentos crudos en la dieta ricos en vitamina C (naranjas, kiwis, fresas, lechuga, pimientos…), para asegurarnos un correcto aporte de vitaminas.